PASEANDO POR UN SUEÑO (I)
MERCEDES-BENZ MUSEUM. EL EDIFICIO.
En la ciudad alemana de Stuttgart se halla la sede de la prestigiosa marca de automóviles que en el año 2005 inauguró un espectacular edificio que alberga la historia de Mercedes-Benz, lo cual es tanto como decir la historia del automóvil. El espacio en la que esta muestra se enmarca es tan impactante e innovador que a nadie deja indiferente.
Por Josep M. Roselló
A finales del pasado siglo, los directivos de Mercedes-Benz tenían un reto sobre la mesa: crear un espacio emblemático donde mostrar al mundo la tecnología que este fabricante ha creado a lo largo del tiempo, desde las últimas décadas del siglo XIX hasta nuestros días. Ese espacio tenía que ser una construcción singular, sorprendente y única en su género, una sede que ensalzara, más si cabe, el prestigio de este fabricante alemán.
En Mayo de 2005, el objetivo se había culminado y abría sus puertas al público este edificio-espacio fuera de lo común, el nuevo Mercedes-Benz Museum. Situado junto al complejo industrial de la marca en el distrito de Untertürkheim, junto a la avenida Mercedes-Benz en Stuttgart, la capital del estado alemán de Baden-Würtemberg.
Con un altura cercana a los 50 metros esta voluminosa pieza recubierta de cristal y piel metálica, destaca entre las construcciones industriales que la rodean por sus desiguales formas redondeadas. Tras un hall-vestíbulo se alza ante el visitante un hueco central que lleva la vista hasta la cúspide, rematada por una espectacular hélice de tres brazos.
Los arquitectos holandeses Caroline Boss y Ben Van Berke (UN Studio Van Berke & Boss), se inspiraron en esta forma que además de recordar el símbolo de la marca, representa la esquematización de la espiral que forma el ADN, portador de la carga genética. Una alegoría a los pioneros que inventaron el actual concepto de automóvil y que a su vez fundaron la marca que hoy, transcurridos más de cien años, sigue produciendo vehículos de todo tipo cuyo valor es, además de su prestigio, su gran fiabilidad, algo que los “genes Mercedes” siguen transmitiendo a sus vehículos.